viernes, 27 de agosto de 2010

No me apretéis que diré lo que oír no queréis

Así podemos decir cuando alguien nos pregunte insistentemente alguna cosa que no queremos contar, tal vez porque sepamos que no es para sus oídos. A veces la curiosidad es excesiva e incluso, como puede ser este el caso, perjudicial.

Relacionado: El que escucha, su mal oye.

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